Hace más de 700.000 años nuestros antepasados comenzaron a domesticar el fuego. Entre otras muchas consecuencias, ampliar las horas de luz, protegerse de otros depredadores…empezar a cocinar los alimentos dio, con el tiempo, la posibilidad de acortar el estómago y delegar ese poderoso gasto energético de esos homininos en el fuego. Menor gasto en un órgano como el estómago, permitió el desarrollo de otro: el cerebro. A lo largo de nuestra historia evolutiva, la relación con la tecnología, nos fue transformando, probablemente la fabricación de herramientas líticas estuvo relacionada con el propio desarrollo del lenguaje, la escritura expandió nuestra capacidad de manejar y transmitir información y quizás exigió adaptar nuevamente el cerebro ante otras exigencias, y así podríamos seguir. ¿Ocurre lo mismo ahora, con la entrada masiva y acelerada de los aparatos llamados inteligentes, en nuestras vidas? Orientarnos GPS, cualquier dato en la palma de la mano, anuncios orientados a nuestros perfiles, comunicación instantánea con cualquier persona…¿Es un proceso similar al uso del fuego? o más bien un proceso comparable al de la colonización, en el que la maquina niega lo vivo y lo somete a su lógica y su forma de ser? Nos acompaña Miguel Benasayag, autor de la IA no piensa, tu cerebro tampoco. Hablaremos de algunas de las consecencias neurofisiológicas de esta invasión digital, de las diferencias entre la hibridación organismo-artefacto, y esta colonización tecnocientífica de lo vivo. linternadediogenes@gmail.com
Puedes escuchar este podkast en http://www.ivoox.com/ldd18x06-colonizacion-tecno-cientifica-lo-vivo-invasion-audios-mp3_rf_134507095_1.html
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Bueno, vaya sorpresa de programa. Altamente recomendado a quien esté leyendo esto, porque seguro que (como yo) estamos en el meollo de esta colonización y lo que está en juego es la competencia y salud de nuestras conexiones neuronales (y más).