Está muy bien que vayan habiendo más reflexiones sobre la sostenibilidad y resiliencia del activismo. Hace poco @CorAnimal y @SobreviviralDescalabro también sacaron el tema en Sobrevivir al Descalabro – Por separado no lo conseguiremos. Porque por separado no lo conseguiremos, pero a ritmo de sprint constante tampoco. Y la reflexión sobre cómo abordar la vida activista y las relaciones con compañeres de causa con actitudes y estrategias más feministas y menos típicamente masculinas es muy relevante.
Blanca menciona un par de veces el papel que el individualismo y esta presión capitalista (¿y cristiana? ya ni sé) de evitar el fracaso. Una lección profunda que aprendí de activistas indígenas en Chiapas fue que tenía que sacarme de la cabeza esto de que (conscientemente o no) yo me veía como un sujeto individual y quería ver “la victoria” durante mi vida. Si nos miramos como sujetos colectivos, como comunidades, entonces ese yo ni empezó cuando nací ni acabará cuando me muera, las luchas viene de mucho antes y continuarán mucho después, y de lo que se trata es de contribuir tu granito de arena. Esta es una perspectiva de carrera de fondo.
Un comentario colateral. Escuchándo los niveles de presión y represión que sufre este colectivo, pensaba que ni que fuérais una milicia maoísta planeando ataques armados al gobierno. Me preguntaba que a qué niveles llegamos cuando gobiernos, empresas, medios y quienes les secundan atacan así a alguien por defender los derechos de los animales. Intentando ser optimista, si esta es su respuesta posiblemente sea porque estáis ahondando bien en su llaga. Espero no banalizar. Esto es un comentario de ánimo y agradecimiento.